He confesado en anteriores ocasiones, especialmente en Instagram, lo que me gusta a mí un suplemento dominical. Así que mi madre que es muy servicial, los manga los domingos en el bar donde desayuna y los acumula en mi cuarto hasta mi siguiente visita. Al principio le daba cosa “por si el bar tenía cámaras” pero yo creo que ya le mola esa miaja de adrenalina.
El caso es que en uno de esos suplementos me vine a encontrar un artículo que me llenó de orgullo y satisfacción. Se llamaba “Artesanos del Siglo XXI” y parecía que me hablaba a mí: “Tiempo, amor por el material, calidad, esfuerzo y disciplina. Son las palabras que surgen cuando hablamos con los nuevos artesanos, empeñados en recuperar la lentitud y la medida humana en los objetos que fabrican, sin dejar de lado la comunicación digital”. Esa es la apuesta de PIPOL, la mía personal y la de todos los pequeños hacedores que reunimos en la tienda.
Y justo esta semana tengo la oportunidad de presentar dos nombres, dos ideas, dos generaciones, dos artesanas distintas con un arte antiquísimo en común: el bordado. Me hace especial ilusión porque el bordado es mi “labor” favorita (así es como lo llama mi madre, que yo no sé mucho más que enhebrar la aguja) y la he vivido en mi casa desde que nací, primero por mi abuela y después por mi madre.
Por eso, encontrar a Cristina, de La Banqueta Azul, ha sido un hallazgo mágico y maravilloso. Porque además de ser una chica bonica, dulce y majísima, tiene unas manos que te caes de espalda. Ella ha bordado estos preciosos bastidores de madera, piezas únicas, para la shop con increíble delicadeza, llenos de simbolismo y preparados para colgar en un lugar bien visible. Porque de las labores bien bonitas y bien hechas hay que presumir, hija.
Para los indígenas de América del Norte los cráneos de vaca son un símbolo muy espiritual, una conexión entre la vida y la muerte.
La nuestra lleva flores porque lo que representa es que para decorar con animales y elementos de la naturaleza no hace falta hacer daño, basta con dibujar. Y si lo bordas a mano, como en este batidor de madera grandote, muchísimo mejor. Es una pieza única.
Un bonito cactus con su bonita maceta que nunca podrá morir ahogado ni seco por tus olvidos. Este incluso ha florecido y aguanta perfectamente en el interior de tu casa. Sólo te pide ser protagonista en un lugar que te guste mucho 🙂
Deseo que te entiendas con tus caderas y que entre vosotras solo haya sonrisas y complicidad. Deseo que en tu barriga se alojen las mejores carcajadas y por eso siempre tengas ganas de darle tu mejor humor. Deseo que tus pechos sean motivo de piropos, de los tuyos, y que nunca haya mejor plan que mirártelos desnudos en el espejo, justo antes de cada ducha.
Deseo que te quieras, que te des, que te recibas, que te cuides, que te descubras, que te des cuenta un día, sin aviso, de que eres la persona de tu vida. Que ames tus curvas porque son la forma, magnífica y perfecta, que tiene tu cuerpo de ser únicamente tú.
Una corona de ramas y flores para traer a la ciudad y reconectar con nuestra parte más salvaje, más natural. Si cierras los ojos puede que notes la brisa, la humedad, el sol, los aromas de tus lugares verdes favoritos…
Y si hablamos de bordar, pues tiene que aparecer mi Señora Madre. Que tan feliz es entre los hilos y las tareas que le da su hija, que no se puede ser más buena gente y más buena madre, leches. Que tiene tanto arrojo y tantas ganas que si un día le digo que me borde mantones de Manila no te pienses que se va a arrugar. Nimijita. Me preguntará ¿qué colores vas a querer? Y hala. Ya está lista.
Así que, cuando le propuse que repitiésemos la hazaña de las sudaderas esta vez con camisetas fresquitas, allí fue todo fiesta, sonrisas y entrega. Vamos, es que así es mi Anita para todo, especialmente para bordar y para hacerle tortillas rellenas al darling.
Muy queridas mías, con ustedes los cuatro modelos de camisetas cómodas, ponibles y favorecedoras bordadas a mano por mi madre, Anita, con todo su arte, su buen hacer, su sonrisa y su miedo de que no os gusten. Por supuesto, es una edición li-mi-ta-dí-si-ma porque una cosa es que borde con mucha ilusión y otra cosa es que le convierta el salón en un taller clandestino.
Todos los diseños están pensados para chicas, la verdá, para chicas bellas por dentro que se quieren sentir guapas por fuera, que valoran las prendas delicadas y que huyen de la producción en masa porque no quieren vestir como el resto.
Mujeres que son bellas. Y únicas. Como estas camisetas.Las flores nos hacen sentir bellas. Nos regalan sus colores, sus aromas, nos adornan, nos decoran… Mi madre y yo estamos seguras que este diseño es, además de bonito, una joya atemporal por ese collar bordado con rosas rojas y hojas verdes que nunca pasa de moda y siempre guardará el poder de hacerte sentir única y especial.
Cuando pongas en duda tus decisiones, cuando estés triste, cuando algo haya salido mal, cuando te hayan hecho daño, cuando te enfrentes a un problema, cuando tengas que esforzarte, dilo: me amo. Y apuesto que tu sonrisa se despierta, y se estira en tu boca y de repente la seguridad en ti misma sale corriendo hasta llenarte todo el cuerpo.
No subestimes el poder de estas dos palabras, directas al corazón.
Ser bella es ser valiente, ser bella es ser risueña. Ser bella es ser optimista, es disfrutar las pequeñas cosas. Ser bella es ser fuerte, independiente, libre.
Ser bella es ser bonita por dentro, de una forma que no se puede ver con los ojos. Reconocerás a una mujer bella porque llevará esta camiseta 🙂
Un diseño bohemio para espíritus libres, salvajes, en conexión con la naturaleza. Mentes inquietas, soñadoras, despiertas y alegres que siembran flores en cualquier desdicha, que siempre tienen una sonrisa preparada para devolverle a la vida. Personas de alma limpia, amantes de todo lo bonito que guarda la existencia. La vida y las flores.
¡Ay, qué ilusión! Estoy muy agradecida porque gracias a la acogida que tuvieron las sudaderas, hemos podido repetir proyecto juntas y de verdad que para nosotras es una terapia y a mi madre es que no le puede pasar algo más bonito que oír alabanzas de sus labores y de sus tortillas porque ella vive para hacer felices al resto.
Así que por favor te pido que si te gustan me lo cuentes y yo se lo hago llegar, ¿vale?
Gracias por leer,
Isabella.
Que ilusión! No puede gustarme más el post, hasta me he emocionado!!! Un millón de gracias.
Y bueno Anita, Anita tiene unas manos y un corazón que valen oro!!! Cuídala mucho!
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Pero qué bonita que eres, artista! Qué suerte encontrarte! Me pareces tan bonita como tus bastidores 🙂
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